lunes, 16 de abril de 2012

El Despertador de cada día
Salmo 119:145-152
Me anticipé al alba, y clamé; esperé en tu palabra.
Parpadeé un poco hasta abrir los ojos, pero la habitación todavía estaba oscura. Era demasiado temprano para levantarse. Suspiré, acomodé la almohada y esperé volver a dormirme. Lamentablemente, una lista de cosas por hacer me bombardeaba el cerebro, tenía que comprar alimentos, llevarle la comida a una amiga, contestar un correo electrónico, y muchos pensamientos mas hicieron un bombardeo a mi mente.

Si alguna vez estuviste abrumado y preocupado, sabes lo que significa mirar fijamente el techo cuando uno debería estar durmiendo. El escritor del Salmo 119 conocía bien esta situación. Escribió: «Me anticipé al alba, y clamé; esperé en tu palabra»

Estamos viviendo una época, etapa en nuestra vida cotidiana, que es difícil estar sin bombardeo, y cuando fijamos todaaaaaaaaaaaaaaaa nuestra confianza, fuerzas sin poner limites en un Dios vivo y real el mundo nos pone nombre. Y vienen mas ataques.

La Palabra de Dios consolaba de manera especial al salmista durante las noches de preocupación y desvelo. Aunque no podía hacer desaparecer sus problemas, declaró: «Se anticiparon mis ojos a las vigilias de la noche, para meditar en tus mandatos» Durante la noche, repasaba en su mente la Palabra de Dios una y otra vez. Se concentraba en las Escrituras en vez de hacerlo en sus preocupaciones. Esa práctica le permitió proclamar: « ¡OH, cuánto amo yo tu ley!»

Cuando las preocupaciones te despierten, recuerda esto: «la palabra de Dios es viva y eficaz» (Hebreos 4:12).
Selecciona un pasaje y medita en él. ¡Nuestros desvelos no pueden competir con la Palabra de Dios!


Reflexión:
Solo Dios puede aquietar nuestro corazón y tranquilizar nuestra mente.

Salmos 112:7
No tendrá temor de malas noticias; Su corazón está firme, confiado en Jehová.
Bendiciones milllllllllllllll, amor y paz
Si Se Puede, Dios está en control

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