lunes, 16 de abril de 2012

El Pasajero Silencioso


Proverbios 21:23
El que guarda su boca y su lengua, Su alma guarda de angustias.


Actualmente estamos viviendo una vida agitada, donde cada ser humano siempre está preparado para andar con su maleta peligrosa  “la lengua”, activadola, cuando no debemos y cuando lo único que nos corresponde es permanecer en silencio.

Santiago 3:5-9
Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!
Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.  Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana;  pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios

 Hablar es una de las cosas que hacemos con más rapidez y facilidad es algo muy natural en los seres humanos, y nuestra falta de discernimiento nos provoca fallas graves y poco reflexionamos sobre nuestras palabras, sin embargo, pueden provocar un gran efecto en nuestras vidas o en la vida de otros, ya que queramos o no, nuestras palabras tienen un “Poder”.

Y un efecto innegable en nuestro entorno, con ellas podemos destruir y con ellas podemos edificar, nuestros semejantes son “tocados” de diferentes maneras por nuestras palabras; ¿Cuántas lágrimas hacen derramar unas cuantas palabras? y ¿Cuánta alegría puede provocar las palabras adecuadas en el momento preciso?

Podríamos decir que la palabra lanzada, en el momento justo es vida y la palabra lanzada, en el momento no adecuado, bajo ira, y enojo es muerte

La confianza es una virtud, pero si no sabemos quienes somos, como confiaremos al 100% en nuestro Dios, como podríamos ver su gloria y milagros creativos en nuestras vidas.

 Cuando llega el tiempo de hacer silencio y por activar nuestra lengua, cuando no debemos, nos convertimos en hijos, desobediente con nuestro Padre y creador. Y las manecillas del reloj de bendiciones se paralizan.

Vamos a cerrar nuestros oídos al mundo, y vamos abrirlos solo al Príncipe de paz, nuestros salvador, así veremos la gloria derramada en nosotros, y caminaremos, totalmente confiados en quienes somos, para donde vamos y para que Dios no a diseñado.

Declara:

La palabra que sale de mi boca es palabra de vida, de bendición, no maldición.
La palabra que sale de mi boca es de amor, porque el que me amo primero me entrego la llave de la vida eterna.


Reflexión:

Entre el medio del silencio existe un silencio que es la voz y voluntad de Dios para nuestras vidas.

Bendiciones mil, amor y paz
Jesús murió hasta su sangre y su sangre me da la victoria



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